Partimos de la regia ciudad un 25 de febrero con rumbo desconocido. Mientras se cargaba gasolina y nos encaminábamos hacia la salida de Mty, decidimos subir el cerro de la Viga, popularmente conocido como Jamé. La ruta sería una desconocida: por la cresta. Seguimos las orientaciones dadas por Mauricio vía cel y terminamos llegando a un desarrollo de cabañas rurales, donde a la entrada se no notificó que se requería un pase y/o la autorización de un tal Lic. X. Después de una rigurosa argumentación a nuestro favor en la cual se incluía nuestra “supuesta” amistá con el Lic. el guardia incrédulo, decidió llamarle a su casa en Saltillo. La llamada fue breve: “solo para informar que un cherokee quería pasar.” La madreada se puso muy buena, pero pa no hacer el cuento largo, solo diré que la entrada fue denegada y que tuvimos que bordear de nueva cuenta el cerro.
Acampamos y al día siguiente iniciamos el ascenso. A las 3 hrs de andanza acariciábamos la cumbre, pero no fue sino hasta las 3 con 15 cuando nos encontrábamos en ápice de un montón de piedra y tierra de 3,900 m.s.n.m. Ya arriba firmamos el libro, tomamos algunas fotos, vimos las huellas de algunos conocidos (el caco de Polina rayó el refugio) etc, etc. Después de cómo 1 hr, decidimos emprender el regreso. Si la subida fue tortuosa, la bajada lo fue aun más. Pero al final llegamos.
Fue una buena excursión que habrá que repetir más seguido.
Acampamos y al día siguiente iniciamos el ascenso. A las 3 hrs de andanza acariciábamos la cumbre, pero no fue sino hasta las 3 con 15 cuando nos encontrábamos en ápice de un montón de piedra y tierra de 3,900 m.s.n.m. Ya arriba firmamos el libro, tomamos algunas fotos, vimos las huellas de algunos conocidos (el caco de Polina rayó el refugio) etc, etc. Después de cómo 1 hr, decidimos emprender el regreso. Si la subida fue tortuosa, la bajada lo fue aun más. Pero al final llegamos.
Fue una buena excursión que habrá que repetir más seguido.