Thursday, November 03, 2005

Una palabra no dice nada y al mismo tiempo, lo dice todo

Mientras mi mente divagaba, caminaba hacia la exposición de “gracias por la vida” en calzada (otro capítulo de crónicas sampetrinas). Poco antes de esto me llegó una oferta de trabajo… se ve buena, aunque faltan datos del proyecto y consejo para tomar decisiones. La cosa es que al desconcierto mental ya presente y no de poca monta se ha sumado el desconcierto en el ámbito profesional. Iba solo, pues quería pensar y sacar soluciones. No he podido.

Ayer se dieron 2 encuentros con antiguos amigos. Encontré al pipiolo en la calle. Intercambiamos números en los carros, mientras deteníamos el tráfico, me dio gusto verle. El otro no lo menciono. Lo encontré en la exposición. Lo iba a saludar, pero justo antes de toparnos me percato de que no está solo. El no me había visto así que preferí sacarle la vuelta. La compañía tuvo algo que ver… tuvo todo que ver.

La única consideración firme que obtuve de ayer, fue la importancia que pueden tener unas palabras. Unas palabras te pueden endulzar el día, o pueden tener todo el efecto contrario. En fin… dejo de escribir antes de que lo haga demás.

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